Children will listen…

Llevo varios días con una gripa que me tumbó en la cama y entre las muchas películas que he visto, me topé con una que hace mucho quería ver: «into the woods», basada en el musical del mismo nombre de 1986.

Podría hablar de varias cosas en relación a la película, pero lo que hizo click en mí y me puso a pensar fue la canción con la que termina.

How do you say to your child in the night?
Nothing’s all black, but then nothing’s all white
How do you say it will all be all right
When you know that it might not be true?
What do you do?
Careful the things you say
Children will listen
Careful the things you do
Children will see and learn
Children may not obey, but children will listen
Children will look to you for which way to turn
To learn what to be
Careful before you say «Listen to me»
Children will listen
Careful the wish you make
Wishes are children
Careful the path they take
Wishes come true, not free
Careful the spell you cast
Not just on children
Sometimes a spell may last
Past what you can see
And turn against you
Careful the tale you tell
That is the spell
Children will listen
How do you say to a child who’s in flight
«Don’t slip away and I won’t hold so tight»
What can you say that no matter how slight
Won’t be misunderstood.
What do you leave to your child when you’re dead?
Only whatever you put in it’s head
Things that your mother and father had said
Which were left to them too
Careful what you say
Children will listen
Careful you do them too
Children will see
And learn
Guide them, but step away
Children will glisten
Tamper with what is true
And children will turn
If just to be free
Careful before you say
«Listen to me»
Children will listen

Y pensé en el poder de las palabras.

Es cierto, como dice la canción, son las palabras, los verdaderos hechizos. Los hay que nos bendicen y los hay que nos maldicen. Crecemos con unos y con otros. Pero, a diferencia de los cuentos de hadas, no siempre creemos que habrá contra hechizos, hadas madrinas que vendrán a salvarnos. Con frecuencia terminamos convencidos que somos sí o sí lo que esas palabras nos dicen. Olvidamos que alguien las puso ahí, alguien las mezcló en la pócima mágica que es nuestra personalidad.

Es cierto, debemos tener cuidado con lo que decimos, cuidado con lo que en secreto deseamos, cuidado con las decisiones que tomamos. Palabras, deseos, opciones que tomamos cuando no sentimos que estamos enseñando nada. Cuando hablamos en silencio y pensamos, quizás, solo en nosotros, olvidando que, ese nosotros solos, no existe. Nunca estamos solos y nunca lo estaremos, estaremos siempre conectados con otros y lo que hagamos tendrá repercusiones en ellos.

Cuidado porque siempre habrá alguien que escuche. Porque esas palabras, deseos, decisiones, volarán en el aire como el polen de las flores, para posarse en alguien, y transformar para siempre su vida.

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Pero las palabras, como los hechizos,  no son infalibles. Y, aunque de niños las escuchamos, también podemos cambiarlas. Mi mamá hace una analogía que me gusta mucho cuando uno habla de la historia de su vida, y es que esa historia, es un guión, una forma de narrar (no la única). Y como en los guiones, que pueden tacharse, adaptarse, cambiarse; en la vida nosotros podemos reconstruir ese guión. Transformar fragmentos, alterar roles.

Lo que hemos oído, los cuentos que nos contaron, la historia propia y de nuestras familias, el pasado, están ahí para que tengamos herramientas con las que escribir nuestro propio guión. Tenemos que dejar de sentir ese equipaje como un lastre y empezar a entenderlo como un soporte, un escalón, que necesariamente tendremos que subir para ver qué sigue adelante.

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Si, las palabras tienen poder, pero no estático, no por siempre jamás. Las palabras viven como nosotros y tenemos la responsabilidad de hacerlas nuestras, descubrir cómo está hecha la poción mágica que nos define y, como expertos cocineros, poder modificarla de manera que nos haga lo más felices que podamos. Lo cual, permítanme hacer la claridad, no significa estar siempre feliz, pues una vida feliz, está hecha de momentos, tristes, alegres, dolorosos, rabiosos, osados, tranquilos… momentos al fin y al cabo llenos de pequeños detalles, que son los que  al final harán maravillosa la vida.

Los niños escucharon y escucharán, pero siempre tendrán la posibilidad de empoderarse de lo que oyen y saber que pueden transformar los discursos, soñarlos diferentes y vivirlos a su manera.

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Si, ten cuidado con lo que deseas, ten cuidado con lo que dices… Porque los deseos se hacen realidad y las palabras caminos. Ten cuidado no porque den miedo, sino porque son poderosas.

 

**Acompaño estas palabras con tres ilustraciones hechas por Edward Gorey y con un video de Barbra Streisand cantando Carefully taughtChildren will listen